martes, 25 de junio de 2013

8.5 (B) "A Man dreams one day to fly..."

"... a man takes a rocket ship into the sky..."
- U2 (In a little while)

Asombro. Punto.
Quizá ese sea el principal sentimiento que genera el privilegio de ver tan de cerca al transbordador espacial Endeavour: Basta con permanecer unos minutos cerca de la entrada del Pabellón Samuel Oschin del California Science Center de Los Ángeles para escuchar los frecuentes "¡Oh!" de los visitantes del famoso museo californiano cada que se abre la puerta de acceso. Es claro que desde afuera y con las exhibiciones preliminares se nos alerta de lo que vamos a ver y, sin embargo, no podemos evitar maravillarnos.
Este museo de la ciudad de Los Ángeles fue uno de los vencedores entre más de 20 instituciones educativas a lo largo del territorio de los E.E.U.U. que esperaban recibir a los denominados "vehículos orbitales" después de que la NASA decidiera concluir el programa del transbordador espacial. En 2011 el veredicto permitió al California Science Center ser el hogar permanente del Endeavour, en tanto que Atlantis "regresó" a Cabo Cañaveral y Discovery  fue enviado al área metropolitana de Washington, D.C.
Como en todo museo de ciencias, hay exhibiciones interesantes, y hasta el precio de $2 dólares para poder ver al Endeavour suena como algo completamente "fuera de este mundo". Lo importante es que los artefactos e imágenes presentados son un adecuado preámbulo a la atracción principal. Desde un módulo lunar con una puerta de esas que no escatiman en cerraduras (ni el mismo Houdini podría escapar de su interior) o bien una recreación del Cuarto de Control de la Misión Espacial (incluyendo audio y video original cortesía de la NASA), la exhibición será por demás interesante para chicos y grandes.
Y entre simuladores de vuelo, objetos donados por los astronautas y hasta la muestra de algunos componentes (incluyendo las llantas originales del tren de aterrizaje); en lo personal recomiendo el video introductorio que se proyecta antes de bajar al pabellón Samuel Oschin, ya que en cuestión de minutos permite al visitante entender el gran evento que significó el hecho de que el transbordador voló por California y luego recorrió las calles de L.A. durante tres días de octubre de 2012 en lo que tal vez fue su reto más difícil: la extraoficialmente llamada "Misión 26", donde entre árboles, anuncios, postes, vecindarios y cientos de miles de angelinos, la imponente nave espacial se convirtió, por un fin de semana, en la buena e inspiradora noticia que alegró el panorama del Sur de California (y yo agregaría, del mundo).
En el futuro tal vez sea muy distinta la logística de esta exhibición que por lo pronto implica un par de cambios de elevación para pasar de los "aperitivos" al "plato fuerte". Incluso existe un proyecto para exhibir al Endeavour en posición vertical recreando parte del contexto de un lanzamiento (hay maquetas y dibujos conceptuales de la firma Z.G.F. en exhibición) y aunque quizá no lo veamos terminado hasta dentro de unos 5 años como mínimo, ¡quién podría decir que no es posible si ya se cuenta con lo más importante que es la nave espacial!

Más allá de los recorridos entre salas y pabellones, subir y bajar escaleras, y quizá sentirse un poco en Disneylandia, es interesante apreciar cómo el factor "drama" ayuda a incrementar la expectación por estar frente a frente con el transbordador espacial.
Y por más preparados que estemos para ver al Endeavour, más allá de aquella antigua polémica sobre "si se llegó o no a la Luna" (evento que coincidió con la juventud de la generación de nuestros padres y abuelos), para quienes vimos por televisión aquella tragedia del Challenger en 1986, o que en la era de la informática conocimos el terrible destino del Columbia en 2003, es especialmente significativo ese momento en que se abre la puerta del pabellón, miramos esa nave espacial, e irremediablemente no hay palabras para describir el asombro...
Recomiendo ampliamente a todos los bajacalifornianos visitar esta exhibición. Estamos en la mayoría de los casos a 3 o 5 horas de Los Ángeles y además un viaje a Washington o Florida no es tan costeable como lo puede ser una aventura por el Sur de California. Seguramente los profesionales y los estudiantes de las diferentes ingenierías quizá sí entiendan la parte técnica que yo no alcancé a comprender de las exhibiciones, pero tampoco se trata de una exposición compleja, de hecho es muy apta para todo público y, definitivamente, para quienes alguna vez hemos soñado con viajes y aventuras espaciales, en nuestra lista de cosas por hacer antes del "descanso eterno" debemos anotar "Conocer al Endeavour " tarde o temprano.
No es una experiencia que se pueda reseñar entre palabras y fotografías. Uno puede dar vueltas y vueltas por el pabellón para observar al tremendo "ladrillo volador" y en cada recoveco apreciaríamos nuevos detalles. El simple hecho de imaginar que esa mole de 37 metros de largo por 24 metros de ancho "caminó" por las calles de Los Ángeles (como hacen los héroes que regresan a casa) es razón suficiente para entender la magnitud de su legado. 
Quizá la razón más importante para esta entrada en el blog fue la necesidad de compartir la experiencia de estar frente al Endeavour  donde, por un breve momento en el que el tiempo parece detenerse, se puede contemplar el producto de años de ciencia y tecnología puestos al servicio del hombre para explorar más allá del horizonte terrestre.
No soy ingeniero como para entender todos los sistemas, componentes y equipo que está dentro de este vehículo espacial, pero lo que me quedó muy claro al entrar al pabellón es que ese objeto me asombró de manera tal que, sin exagerar, el sentimiento lo podría comparar a  la vez que conocí el Gran Cañón en Arizona o cuando por primera vez ví el edificio Chrysler mientras caminaba por la avenida Lexington en Nueva York.
Así de impresionante.
El nombre Endeavour  fue seleccionado a partir de un concurso nacional y hace referencia a un célebre buque británico del siglo XVIII. No obstante, quiero hacer énfasis al hecho de que, uno de los significados de la palabra "endeavour" en español es "esfuerzo". Contrario a Discovery  y  Atlantis que representan otros ideales, el Endeavour no solo es un esfuerzo por continuar un programa espacial ensombrecido por la tragedia del Challenger (al cual de alguna manera sustituyó dentro de la flota) sino que hoy que ya está "jubilado", es curioso pero muy justo que simbólicamente haya "regresado a casa" (California) y su nueva morada es una ciudad que sabe bastante de lo que significa la cultura del esfuerzo.
Y para alguien que de repente olvida que de esos pequeños momentos se van formando las grandes experiencias de lo que es la vida, basta imaginar el asombro contenido en cada persona (especialmente cada niño y cada estudiante) que visita el California Science Center y ve con sus propios ojos ese artefacto fantástico que siempre había sido inalcanzable. Hace un par de siglos quizá era un sueño creer que se podía viajar al espacio, pero sin embargo hubo quienes escribieron al respecto e inspiraron a muchos más...
Hoy en día, la carrera espacial parece ser algo cotidiano y que se puede apreciar fácilmente en los medios audiovisuales con todas sus variantes. Sin embargo, nada sustituye la posibilidad de acercarse tanto al transbordador espacial y empezar a soñar, quizá momentos después querer diseñar, y tal vez algún día poder realizar.
Eso es el valor más importante de esta exhibición: que ayude a las nuevas generaciones a encontrar la inspiración, la motivación y el esfuerzo para salir adelante.

¡Feliz inicio del verano 2013! 

P.D. Para los que tengan posibilidad de visitar Los Ángeles próximamente, les comparto la página de internet del California Science Center:   http://www.californiasciencecenter.org/      ... y ya estando allá pueden ver una muy interesante exhibición sobre arquitectura en el Getty Center:   http://www.getty.edu/

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