viernes, 5 de agosto de 2011

5.7 (O) “Y en Mexicali… ¿Salió el Sol?”

IMPORTANTE:
Quiero hacer una observación antes de iniciar este boleto “O” de Arquitecnimiento: La idea de intercalar la canción de Shakira con el comentario no es original mía y por ello quiero dar el crédito correspondiente al periodista español Rubén Uría de Yahoo! Eurosport, cuyo post “Sale el Sol” del 27 de abril de 2011 http://es.eurosport.yahoo.com/futbol/ruben-uria/article/23620/ ha sido la principal fuente de inspiración que motivó a un servidor a realizar de esta manera tan particular el presente ejercicio de externar una opinión respecto al reciente concierto de Shakira en Mexicali. La estructura del texto se parece pero ahí terminan las similitudes ya que son temas diametralmente opuestos. Agradezco de antemano su atención esperando sea de su agrado la nota.

Y para aquellos que son futboleros de corazón no pierdan lo oportunidad de visitar el blog de Rubén Uría en: http://es.eurosport.yahoo.com/futbol/ruben-uria/


[Estas semanas sin verte me parecieron años,
tanto te quise besar que me duelen los labios]

No siempre se tiene la oportunidad de ver un concierto de gira mundial, menos en una ciudad como Mexicali que generalmente es pasada por alto por los artistas de “ligas mayores” y es por eso que desde el inicio del año sonaba como algo atractivo aunque fuera rumor en ese momento: “Shakira en Mexicali”… Ya se hablaba del Nido de los Águilas como la sede y, hay que reconocerlo, ese estadio es el único recinto para espectáculos masivos competitivo que existe en la ciudad. Pero el mundo gira locamente y una vez confirmado el evento, resultó que el único fin de semana del año en que se podía realizar un concierto de talla internacional en “el Nido”; el estadio ya estaba ocupado por la Serie Nacional de Ligas Pequeñas de Béisbol (que hizo efectivo el brillante pase de la “Liga IMSS” de Mexicali a la Serie Mundial de la categoría en Williamsport, Pennsylvania, ¡bien por ellos! Los niños no tienen la culpa y además le dieron una gran satisfacción a la ciudad).

Pero de cualquier manera Shakira vendría a Mexicali… Y lo comenté por una red social “hacer un concierto en una plancha de asfalto en MXLI me recuerda aquel chiste de los pollitos bailarines” y es que probablemente ni la propia Shakira sabía de qué se trataba cuando le dijeron “Vas al Centro de Ferias y Exposiciones de Mexicali”…. Apenas un día antes estuvo en un estadio de primera división del fútbol mexicano y el cierre de esta gira sería en un estacionamiento.

[Mira que el miedo nos hizo cometer estupideces,
nos dejó sordos y ciegos tantas veces]

Citaré a un gran amigo, un “dude” con quien concuerdo en un punto: Es una soberana jalada etiquetar los boletos como “Oro, Plata, Platino y V.I.P.” para las diferentes secciones de un lugar en el que a final de cuenta todo mundo está de pie y en algunos casos su asiento “numerado” no es respetado. Generalmente cuando se buscan lugares para un espectáculo se sabe que hay nivel de piso, nivel preferente, palcos y la famosa “gayola” hasta la parte más alta. Así de sencillo debería ser siempre, en lugar de caer en pretensiones baratas de un estatus que, por su propia naturaleza, el recinto improvisado no permite. Es una comparación odiosa pero es un punto que quiero enfatizar: En la gira “U2 360°”, el boleto de “cancha” era más barato que el de gradería preferente. También había un equivalente a un “V.I.P.”, sin ese nombre y con una aportación del precio a la campaña “Product RED”, pero eso ya es otra historia.

Esto de las “etiquetas” no es nuevo, apenas un mes antes en el concierto de “Zoé” en Mexicali también se manejó un “V.I.P.” que dejó mucho qué desear y que de alguna manera ahuyentó a muchos fans que solamente deseaban escuchar a su banda favorita en un recinto digno y a un precio justo, y ni siquiera eso les pudo cumplir el organizador.

Antes de pensar en toda la gama de metales preciosos y demás nombres ridículos para los boletos, por sentido común hay que asegurarse que el lugar tiene gradas seguras, servicios sanitarios propios, buena isóptica y acústica para poder presentar dignamente un evento… Bueno, con que fuera un edificio y no una explanada ya sería bastante ganancia; ya después podrán darse el lujo de pensar en cómo bautizar al boletaje.

[y un día después de la tormenta,
cuando menos piensas sale el sol]

La gente de Mexicali es muy noble, quizás demasiado, y a pesar de temperaturas superiores a los 107°F (42°C), desde temprano estuvo haciendo fila para entrar al monumental “comal” y la trampa mortal (afortunadamente no activada) que significaban las mal llamadas “gradas”… el caso es que “había que ir a ver a Shakira” y mucha gente de buena fé en realidad quería ir a divertirse y poner el entusiasmo de ver a su artista favorita.

Y la primera espantosa “X” de la noche se apreciaba precisamente en el “graderío”: notable ausencia de pasillos para ascenso y descenso a cada cierta distancia. Una vez me dijeron que “debe haber escalera a cada 15 o 18 asientos”, y aunque en la ciudad existen lugares que tienen esas circulaciones a mayor distancia, al menos las tienen… ¿qué hacer entonces cuando todo mundo se sienta donde quiere, subiendo y bajando de manera diagonal con el correspondiente “disculpe usted” y donde el organizador ni tuvo siquiera la gentileza de marcar con otro color o al menos con cinta adhesiva las zonas designadas para ascenso y descenso del público? … Hasta los pingüinos de Madagascar son más duchos para trazar una ruta de evacuación.

Afortunadamente no pasó de unos cuántos insolados y hasta donde reportaron los medios de comunicación ninguna de las gradas “sucumbió” ante los saltos eufóricos del respetable. Qué bueno que el mundo se equivoca y esa gradería chafa no pasará de ser una mera anécdota; pero es necesario señalarlo para que en futuros eventos, si se insiste con esa “fórmula”, las autoridades pongan mayor atención a las medidas de seguridad.


[de tanto sumar pierdes la cuenta,
porque uno y uno no siempre son dos]

El contexto del evento como siempre que ocurre en suelo mexicano ofrece matices imposibles de ver en otras partes del mundo: desde los vendedores de banderines, lamparitas o cinturones de moneditas (para bailar el “Ojos Así”) hasta los tradicionales “antojitos” y uno que otro empresario “vivo” quien, agregando una pequeña flecha a su puesto de hamburguesas, se sentirá “más in que out”… Only in Mexico…

Solamente en un concierto montado en un escenario improvisado es que podemos estar al filo de la butaca viendo a Shakira contorsionarse al ritmo de la música para que, cuando casi nos deje sin aliento, y en el momento de silencio épico de la noche, se escuche un horrendo “¡Agua, Sodas, Cervezas!” cortesía del vendedor que deambula por las gradas mimetizado entre la muchedumbre y la oscuridad del recinto…. Definitivamente, solo en México.

Y en la nota curiosa, mientras algunos vecinos de la Colonia Bellavista se vieron agraviados ante los anuncios espectaculares que les robaron la visibilidad para disfrutar gratuitamente el evento; del otro lado del Río Nuevo, en los taludes del límite de la Colonia Esperanza, la gente cerró calles, acomodó sillas, fue por unas “heladas” al Oxxo de la esquina y disfrutó de lo lindo el concierto sin tener qué pensar en calor extremo, amontonamiento, boletos exageradamente caros y así, en un domingo cualquiera, decidieron apagar el televisor por hora y media y salieron a “tomar el fresco” mientras disfrutaban gratis el cierre de la gira “Sale el Sol 2011” de Shakira desde la comodidad de sus hogares. Esto último, solo en Mexicali.

[cuando menos piensas sale el sol]

A las 9:15 pm, cuando menos se lo esperaba mucha gente que todavía iba en camino a su lugar, apareció Shakira para interpretar la primera de las 14 canciones de la noche. “Años Luz”, “Ahí te dejo Madrid” y “Suerte” para empezar, una tras de otra, hasta que un breve segmento “¿acústico?” con “Despedida” (que incluyó un fragmento de “Nothing else matters”) y “Gitana” dio paso a lo que quizá fue la parte más sólida del concierto con “La Tortura”, “Ciega Sordomuda”, “Sale el Sol” y “Las de la intuición”.

“Loca”, “La Loba” y “Ojos así” cerraron el “set list” inicial de 67 minutos, que hasta ese momento le estaría costando a los que pagaron “V.I.P.” aproximadament $208 pesos por canción.

Y aquí es donde el público cachanilla, quizás por el calor que irradiaba el asfalto, o porque en realidad nunca hizo “click” con la artista, requirió de que las coristas le alentaran para empezar a gritar el tan trillado “¡Otra, otra!”, quizá esa aparente apatía se debió a que la colectividad asumía que “de todas maneras Shakira tiene que salir a cantar más”… y sí salió para cantar “Hips don’t lie” y el “Waka Waka” y hasta ahí… a las 10:39 pm terminaron 84 minutos que, tomando en cuenta que en Tijuana habían sido 90 minutos pero sin el calor extremo que se reflejaba en el rostro de la colombiana, al parecer dejaron contenta a mucha gente que de otra manera no hubiera tenido oportunidad de ver un espectáculo así.

Independientemente de las reclamaciones por “playback”, en lo general Shakira fue muy profesional en el sentido de cumplir el compromiso, bailar y dar el esfuerzo requerido. Sin embargo, considerando las anomalías del contexto, seguramente también para mucha gente fue una experiencia de sabor agridulce comprar boletos tan caros para ver un concierto tan corto en un escenario tan pobre.

[te lloré hasta el extremo de lo que era posible,
cuando creía que era invencible]

Se esperaban 25 mil, se habla de 22 mil y quizás no llegaron ni a 20 mil asistentes, pero los mexicalenses se hicieron presentes a pesar de la incomodidad de un recinto improvisado donde se pretendía generar un ambiente de fiesta en un estacionamiento cubierto con sillas de plástico y rodeado por graderíos de preparatoria.

No sabemos si algún día volverá Shakira a nuestra ciudad… es seguro que no volverá nunca en verano y si algún día lo hace, será porque esta ciudad tendrá un salón de conciertos o una arena deportiva competitiva no solo a nivel regional sino de talla internacional. Nuestro parámetro ya no debe ser el San Diego Sports Arena que es un “zombie” en comparación a otras arenas y auditorios más modernos y funcionales en la región.

Hay mucho potencial en Mexicali, numerosos vacíos urbanos en el corazón de la ciudad y desgraciadamente las condiciones o los recursos no fluyen de la mejor manera y grandes ideas se ven bloqueadas o se deforman por capricho o ignorancia de quienes tienen el poder y el dinero.

[no hay mal que dure cien años,
ni cuerpo que lo aguante]

Quizás gran parte de la culpa sea de nosotros por seguir asistiendo a estos eventos en lugar de manifestar, por una vez en la vida, la inconformidad por el robo en despoblado que significa que te cobren tanto o más por el mismo espectáculo que en otras ciudades sí fue presentado en un estadio o auditorio apropiado y a ti te hagan verlo en un estacionamiento.

Quizás está tan jodida la infraestructura de la ciudad que si el “Nido” está ocupado por un evento nacional de béisbol infantil y volteas alrededor ya no te quedan opciones: un auditorio del estado inadecuado, una Plaza Calafia aún con daños del 04-04-10 y un “Palenque” que desde siempre ha sido una mala broma. ¿Tan mal estamos que “lo brillante” fue llevar a la colombiana a un estacionamiento? (y eso que no se decidieron por la “Isla de las Estrellas”).

Quizá sí sea que esas instalaciones son lo que merece la ciudad en este momento, pero afortunadamente no será para siempre.

Mexicali necesita recintos dignos para los espectáculos masivos, se entiende que de un solo golpe no se puede comparar a las “3 grandes” (MXC/GUA/MTY), pero ya es justo y necesario buscar la manera de que los conciertos, convenciones, obras de teatro y demás eventos similares, dejen mayores reacciones positivas que negativas, que haya instalaciones funcionales que justifiquen tan altos precios y que el espectador aprecie que el servicio por el que paga realmente está “valiendo el boleto”.

No todo es negativo ni está perdido, pero va a depender de nosotros como sociedad, del entusiasmo que le pongamos a tener una visión conjunta de saber a dónde queremos llegar, de que se busque la manera de tener al menos uno o dos teatros más, una sala de conciertos digna, y un recinto apropiado para espectáculos de mayor calibre. Mexicali no tiene más rival que sí misma porque, con el respeto que merece el Valle Imperial y su gente trabajadora, aquí no está la sombra inmediata de San Diego al norte de la línea internacional como la tiene Tijuana, y por ese simple detalle es que nuestra ciudad está llamada a ejercer un papel de liderazgo en esta región de las Californias, la pregunta es cuándo se asumirá esa responsabilidad en la memoria colectiva de la ciudad, porque un servidor cree, aunque hoy en día todavía suene a “ciencia ficción”, que es posible soñar que 108 años después, para Mexicali también podemos cantar como la propia Shakira: [y lo mejor siempre espera adelante]